Es reciente en la Historia venezolana el Decreto 4.011 de Hugo Chávez y el famoso lema “Con mis hijos no te metas”. Esta situación fue una de las poquísimas que unió a Chavistas y Opositores contra la misma medida gubernamental, en un momento de gran polaridad política. Y no era para menos. Estaba en riesgo el derecho de los padres de decidir en relación con sus hijos: un ataque al corazón mismo de la Familia. En aquella oportunidad, la unión de todos hizo posible la victoria.

Sin embargo, este fue el último de esos ataques, pero no el único. Y lo peor, es que los anteriores siguen dejando víctimas. Empezaron cuando el socialismo, en su versión democrática, empezaba a caminar en la mente y los corazones de los venezolanos. A través de la creación del IVSS, se borró la obligación de los individuos con sus familiares (parejas, hijos, abuelos) en el ámbito de la salud. Posteriormente, se les vendió el sistema de Pensiones de Vejez, lo que dejó de representar para el trabajador sana administración y, para sus hijos, apoyo económico o de salud para sus padres, en caso de necesitarlo. De esta forma, se llevaba a la sociedad a un estado anterior.

Por si fuera poco lo anterior, se creó un tercer ataque a la familia: la monopolización de la adopción. A través de la creación de orfanatos públicos se ha pretendido sustituir a la institución social de la familia sustituta por una “adopción salvaje”. Aquí, los niños crecen en un entorno de “manada”, de “hijos de la tribu”, en vez de familia, de pertenencia. Por otro lado, las modificaciones de las leyes pertinentes han complicado – hasta tal punto de hacer casi imposible – la adopción de un niño por parte de cualquier persona o pareja, así sea homosexual. Esto ha venido trayendo como consecuencia, que estos niños se transformen en adultos irresponsables, llegando a veces a despreciar a la autoridad legítima, y que las familias que ellos creen, sean disfuncionales mientras, por otro lado, los políticos piden más impuestos para mantener a esos niños sin garantizarles una adecuada calidad de vida. 

Para hacerle frente a estos ataques, se hace necesario que los padres le quiten al político la toma de decisiones que solo le corresponden a ellos, así como hacerse responsable de las consecuencias de las mismas. En este caso, el resto de la sociedad puede contribuir, en la medida que rechace, de manera no violenta, aquellas conductas, que estos sistemas han ido incentivando. Los padres, también pueden apoyarse en todas las herramientas que el sector privado, sobre todo el mercado, ha venido proporcionando: internet, donaciones, crowdfunding, etc.

Confió en que, al estar claros y unidos, en la defensa de la familia, podremos rescatar esta institución tan importante, al mismo tiempo que ayudar a mejorar la calidad de vida de todos y cada uno de los venezolanos.

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