Los cambios en el devenir histórico y social de una nación son bastante difíciles de calcular a ciencia cierta, muchos podrán ser los análisis, conjeturas e incluso hipótesis sostenidas por expertos, pero, finalmente en un conglomerado social y en la política nunca todo está dicho. Algunos hechos del acontecer político son la consecuencia evidente de causas claramente delineadas, otros por el contrario resultan a primera vista ser una total sorpresa. Bolivia en este caso encaja perfectamente. En las últimas semanas esta nación marcó pautas en el acontecer político latinoamericano, la renuncia de Evo Morales, uno de esos caudillos clásicos que surgen a lo largo de nuestra historia continental, el clásico caso de un ¨ser sufrido¨ qué alzó sus voz y banderas de lucha en nombre del pueblo y de las ideas marxistas, que una vez llegado al poder no dudo en comenzar a trabajar en el hecho de garantizar su perpetuidad, pero intempestivamente en 24 días su régimen cayó, tal cual una hoja de otoño.
El fin de Evo, era (al menos para mí) era una idea bastante distante, puesto que en las últimas dos décadas, la influencia opresora del Foro de Sao Paulo, era considerable, ya fuera en el germen izquierdoso de una multitud de movimiento sociales y partidos políticos, (utilizando entre otras cosas el indigenismo) así como la centralización unipersonalista del poder en Morales y su partido; la alta censura de los medios de comunicación incluso en las redes sociales, y la consolidación del modelo populista benefactor convertían a Evo en una verdadera desesperanza para los amantes de la libertad en Bolivia, sin embargo mi análisis se centra en determinar que causas condujeron a su caída y, por otro lado, que ha pasado con Venezuela; como se afirmaba anteriormente Morales no perdió ni un solo segundo en su afán de crear las condiciones necesarias para mantenerse seconlum continuom en el poder, su primer revés fue en el 2016, en aquel referéndum que planteaba la reelección indefinida, pero con una oposición política dividida sólo era una bofetada con guantes de seda, y como era de esperarse Morales exigió al poder judicial, que mediante eso, que en el argot del abogado se denomina ¨interpretación leguleya¨ dieran la venia a una nueva postulación presidencial.
El segundo paso fue el fraude, -típico desde Cuba, Serbia y Venezuela- y es esta acción la que hace estallar las protestas que paralizaron paulatinamente al país, sacudiendo el escenario político boliviano, para la suerte de la hija predilecta del libertador, se conjugaron tres elementos claves: EL PRIMERO, las instituciones del poder cumplieron con su deber, garantizando la defensa de la Constitución Nacional, frente al fraude perpetrado por Morales, muchos podrán replicar que este elemento es ilógico ya que si Evo y el Movimiento al Socialismo controlaba el aparataje estatal, como estos en un principio se prestaron para configurar por ejemplo el adulteramiento de cómputos electorales que daban la victoria en la primera vuelta, y que, luego sean estos mismos quienes reaccionen en un acto de buena fe, se debe pues esta reacción a los otros dos elementos siguientes; SEGUNDO la insurrección de las fuerzas armadas del país porque sin la coacción de parte de las instituciones poco o nada sería lo que hubiesen hecho los miembros del poder judicial, los dirigentes políticos o la sociedad civil, frente al poder armado si este se hubiese puesto de lado de Morales, los motines policiales en los bajos y medianos mandos y el pronunciamiento de los altos mando militares socavaron las pretensiones de Morales y, TERCERO pero no menos importante la movilización constante, contundente de la ciudadanía mancomunada de una dirigencia política que supo aprovechar los dos elementos anteriores y no se sentó a dialogar, ni cayó en las ofertas engañosas que sólo proporcionarían más oxígeno a Evo, pero es mucho más curioso que si bien Carlos Meza (un socialdemócrata que no significa el gran cambio para Bolivia), era el principal contendor de Morales en las elecciones, este no fue el gran movilizador de las protestas, no, señores quien movilizó mayoritariamente a Bolivia fueron los gremios y sobre todo sectores privados claves de Santa Cruz, La Paz y Cochabamba.
Estos tres elementos (instituciones-fuerzas armadas-sociedad civil) juntas resultaron imparables, no queda mucho más que deducir en Venezuela donde el chavismo a diferencia de Evo, logró empalar totalmente la suntuosidad institucional del país, la independencia de poderes, donde sólo las Universidades (lo que aún la sostenemos y la padecemos), un poder Legislativo desarticulado y diezmado y una Iglesia Católica tímida y reprimida desde la ciudad del Vaticano por un ¨Bolchevique¨ con sotana, hacen muy poco efectiva o mejor dicho nula la respuesta institucional, por otro lado, las fuerzas armadas venezolanas luego del año 2002, Chávez se dispuso a la tarea de controlarla al promover de jerarquía a nuevos militares que le fuesen fieles no tanto a él, sino al socialismo, encima comenzó a infiltrar cubanos, en sectores claves de esta así como los vicios del narcotráfico, estos dos elementos configuran pues, el Estado fallido que tenemos hoy en día nos atrapa, y lo único que sí tenemos al igual que Bolivia es una sociedad bastante aguerrida, que no se doblega del todo, que resiste y que ha dado la pelea en todos los escenarios que se han suscitado, pero que no tiene armas para equiparase con el poder de la coacción estatal, que aún le falta madurar e internalizar que el dilema nacional, no es un simple problema de gestión sino que pasa también por el sistema político ideológico que se tiene, el problema es, concretamente el estatismo y la izquierda que copa el accionar político nacional.
Creo que Bolivia socialmente ha sabido dar respuestas efectivas y rápidas a sus crisis, tal vez no ha todas, pero al menos a Morales le propino un golpe impecable, tal vez quien venga ahorita pueda ser visto como un nuevo Paz Estenssoro, pero la presidenta Añez está lejos de ello, y, espero por el bien y el fruto de la rebelión boliviana esto no sea así, la oportunidad que tiene Bolivia es vital para poner freno a la destrucción del socialismo en América Latina, y el triunfo de la libertad y el imperio de la ley depende pues, de las próximas acciones que tome el gobierno transitorio, en el caso de Venezuela, ya han sido tres alzamientos, pero aún siguen faltando ingredientes en la receta, nuestra tarea está en formar a la sociedad y calar primero abajo, para luego poder devengar los cambios tan necesarios para el país, todas la vías de lucha son válidas menos la aceptación de la derrota, por ello Bolivia sí, pero Venezuela no.