Según la carta magna nacional, el Estado es – en teoría – el garante de la protección del territorio, así como de su gente. Si llegase a ser cierto el asunto de la creación de las zonas especiales, habría algo más que un cambio en el orden jurídico; la reducción del Estado no sería un tema descabellado y se limitaría a un territorio particular (las provincias).
Pero, ¿Qué implica eso? Pensar y actuar localmente (lema de muchos libertarios) y no depender del veredicto de un burócrata en la capital, sería una versión criolla de la confederación sureña, donde un vecino puede ser un funcionario público y el manejo de los recursos estatales no sería un tema tan opaco.
La descentralización ha sido un tema mal visto aquí, sigue vigente la frase “Caracas es ciudad y lo demás es monte y culebra” a pesar del hecho que la capital ya está padeciendo los mismos problemas que tienen el resto de los estados.
Los antecedentes de una Federación en territorio nacional no fueron prometedores, pero el asunto sobre regiones autónomas y con control de lo que sucede en cada una se puede ver un ejemplo cercano a nosotros en España. A pesar del problema en el que está metida, se hacen bastante notorias las diferencias del estilo de vida y de carga impositiva entre Madrid y Barcelona.
Pero ¿Qué hay de malo con el hecho que cada región de Venezuela sea diferente a las otras? ¿No que en la variedad está el gusto?
El actual heredero del legado mantuano del valle de Caracas, si es que quiere demostrar que es mejor que su homólogo de Valencia o del Zulia, tendría que hacerlo sin imposiciones, cada uno desde su tierra y sin recurrir a artimañas. Si quieren un ejemplo más moderno, un grupo criminal como el tren de Aragua debió quedarse dentro del mencionado territorio y no como un problema que se extendió a más de un feudo.
Mejor aún, todo el tema de las rivalidades entre regiones podría enfocarse por cómo están sus leyes particulares y aprovechar sus puntos fuertes, ya que un ciudadano harto de altos impuestos o de costos de la vida busca pastos más verdes en su propio país, y no en otro. Esto último es lo que está pasando en Estados Unidos con la actual administración Biden.
Pensar y actuar localmente
Cada estado que forma parte de nuestra nación tiene sus particulares ventajas y desventajas y es algo que, en caso de que llegue a segmentarse por zonas con leyes particulares, es un asunto importante a considerar ya que juegan variables como la densidad de población, la tecnología, la formación académica entre otras.
Las acciones a tomar para combatir un problema de Aragua, por ejemplo, es comprendido mejor por locales que por algún nativo de Portuguesa o Mérida. Aunque se puede alegar con mucha razón que el problema es el mismo a nivel nacional; se llama el tamaño del Gobierno.
Básicamente se cree que el ente Estado/Gobierno puede ocuparse – eficientemente – de asuntos tan diferentes como seguridad, educación, censos de población, ecología y pare de contar.
No obstante, la realidad demostró que nada de eso hace bien y que un pequeño paso para recuperar el país está en una lenta – pero segura- reducción del escenario donde el Estado/Gobierno hace de las suyas, ni más ni menos que el territorio nacional y el marco legal; sale preguntar ¿les será favorable hacer un cambio de esa magnitud?
Lo más seguro es que harán todo lo posible por mantenerse en el poder, incluyendo cambios que en mediano y largo plazo podrán jugar en contra. Si cada región tuviese un régimen legal que le permita pensar y actuar localmente, será cuestión de tiempo para que se posicione la idea de una mayor autonomía, o incluso, considerar transformarse en algo totalmente diferente al marco legal venezolano vigente.
Se puede decir mucho de la secesión, pero hay que considerar que desde hace un tiempo la centralización no ha tenido una idea que le haga un contrapeso dentro del discurso político nacional, desde la cuarta hasta lo que hoy existe.
Caracas sigue dando su voto a todo lo que sucede lejos de ese valle y, conociendo a esos que asesoran a la tiranía, no van a querer otro Hong Kong o un Taiwán, no quieren ideas libertarias por estos lados y quieren que el miedo y el hambre sigan siendo las mejores políticas a tomarse.
Pero no todo es malo, se puede decir que esta idea va de mano con el asunto de lo endógeno y nacional para que puedan echar raíces. Una república federal debe ser un tema que debe abordarse desde la sociedad hasta la política y con todos aquellos que quieran oír esta idea.
Un matrimonio obligado
El problema con la guerra civil estadounidense no se puede reducir a que unos querían seguir manteniendo esclavos y otros no. Ya que vamos a usar ese parámetro, no hay que olvidar el hecho que cierto mantuano nacido en Caracas tuvo esclavos.
Se tiende a creer que separarse solo puede traer problemas, pero ¿Quién quiere mantenerse en una relación tóxica o matrimonio obligado? Un ejemplo rápido y criollo lo podemos encontrar en el Zulia. Allá en el año de 1821, fue metido a las patadas todo el asunto de la independencia, entró en una relación tóxica con Caracas y sigue siendo un ejemplo de una relación de abuso, maltrato y manipulación; llegando al punto de ocultar estos episodios de la historia. Ni el vampiro de Crepúsculo o el de las sombras de Gray llegaron a tanto.
Mira que controlar desde la economía hasta la educación y usando el alegato de un gobierno central o nacional ya es señal de que hay algo que no está bien. Por eso es necesario comprender que estamos en una relación tóxica, ya que han dejado entrar a malas personas en nuestras casas, nos dicen como educar a nuestros hijos, de paso regalan nuestros recursos y es nuestra culpa cuando sus planes políticos no funcionan.
Unos pueden alegar que para evitar estos turbios temas se puede recurrir a la carta magna. Pero el tema federal y descentralizado que expone el cuarto artículo de la actual Constitución de Venezuela no se cumple, y mucho menos el quinto artículo, el cual está relacionado con la soberanía. El regionalismo hay que usarlo con moderación, así como el hecho de dejar de formar parte de una nación, ya que todo el enredo que hay con el tema de Cataluña, que está siendo llevado por los socialistas, o como en Hong-Kong cuyas ganas de ser algo aparte del gobierno central chino sólo ha traído muertos, exiliados, retroceso económico entre otros problemas en el dragón de papel.
Para cerrar este punto, lo hago con unas palabras de Patrick Henry, en un texto de su autoría llamado Dame libertad o dame muerte. 《 Pregúntense sobre la recepción de nuestra petición comparada con esas preparaciones para la guerra que cubren nuestras aguas y oscurecen nuestras tierras. 》
Y la pregunta que debemos hacernos es ¿Cómo salimos de esta relación tóxica con el poder centralizado? Primero, admitiendo el hecho de que estamos en una; que salir de una no va a ser algo sencillo, y que no debemos jugar en el mismo nivel que tienen los defensores del gobierno central…, ya que vamos a perder.