Antonio Guzmán Blanco (Al Centro) fue uno de los hombres que luchó al lado de los federalistas.

¨La República Bolivariana de Venezuela es un Estado federal y descentralizado…¨ (art.4 CRBV[1]), ¨Dios y Federación¨ el lema nacional; este término está profundamente vinculado a nuestra legislación y en nuestra simbología, cualquiera que lo escuche o lo lea puede asumir que el término es bastante bonito, algún miembro del populacho puede decir que es hasta una invención más venezolana que la ¨frescolita¨, pero no es así para el vulgo y, -a mucho pesar- para la mayoría de la sociedad el significado de este término es un enigma que no les quita el sueño su resolución. El federalismo es una doctrina política que determina la organización de un Estado conformado por entidades independientes, pero con fines y objetivos compartidos, que se asocian concediendo parte de sus potestades de deliberación de sus asuntos de gobierno a órganos superiores, que forman un Estado federal central.

           De este concepto, lo clave de entender es que el Estado central está formado por otras entidades más pequeñas que son autónomas pero que para posicionarse mejor estrechan lazos en la forma de la República; todos estos conceptos no son para nada nuevos; surgidos en la Europa de los siglos XVIII y XIX, ahora bien el problema que planteo aquí no es una lección de cultura jurídica informal, el chiste de esto resulta en que, teóricamente, somos federales, pero no sabemos siquiera con qué se come eso de federalismo y de autonomía regional y señores por aquí comienzo a dar respuesta a la incógnita del título el federalismo en nuestro país es un término semántico: se nombra, se escribe, se tipifica en el ordenamiento jurídico pero sólo en una de nuestras 26 constituciones se ha cumplido (y no a cabalidad) este principio, esa excepción es la Constitución de 1811.

Con toda propiedad el federalismo no se materializa en Venezuela, por la consolidación en un primer momento del Caudillismo militar durante buena parte del siglo XIX, eso incluye la aplastante decisión de Bolívar de adoptar el centralismo como forma de Estado, y con poco éxito, puesto que Colombia la grande hace siglos dejó de ser. Muchos pudieran objetar este punto de vista ya que sostendrán que en Venezuela se cumplen con elementos propios del federalismo el primero la Constitución, el segundo se reconoce en la ley la división geográfica en 23 entidades federales y un Distrito Capital y existe un máximo Tribunal que frente a la rigidez de la Constitución la puede interpretar para contrarrestarla, pero verdaderamente ¿existe una descentralización administrativa? La respuesta vuelve a ser negativa.

            Salvo los ensayos de la COPRE[2], en los 80 del siglo pasado; el país ha visto un estancamiento incluso involución del proceso descentralizador dentro de su organización, hoy en día como se puede hablar de autonomía regional cuando puedo contar con los dedos de la mano las atribuciones del poder ejecutivo regional, porque el resto dependen de los caprichos de un órgano nacional concretado y con sede en la capital del país, como hablo de respeto a la autonomía provincial cuando si ni siquiera se respeta la voluntad de los electores y te pueden nombrar ¨protectores en los estados¨, si privan a las entidades regionales de administrar los asuntos arancelarios, presupuestarios y ahora el tema educativo, y peor aún si tenemos régimen usurpador e ilegítimo que ostenta el poder a rastras, donde esa alta corte de justicia carece de legalidad, donde su máximo magistrado es un pobre infeliz dotado de prontuario judicial.

            Esto no es federalismo, esto no es soberanía, simplemente estados de nombre y de cartón, instituciones corrompidas por la ignominia, por la corrupción y el banalismo, donde el único poder legítimo ha sido despojado de sus funciones por simple capricho de un narcoestado, donde cada día más se suprimen las libertades y la autonomía, nadie se escapa de ello, desde las Gobernaciones, Consejos Legislativos, Cámara Municipal, Alcaldías y Universidades, todos somos en realidad los cautivos de un sistema centralista de tradición militar y ahora con el germen del socialismo del siglo XXI.

           Ahora entonces cualquier lector puede sentarse a reflexionar y concluir que el federalismo no es más que simples consignas de Juan Crisóstomo Falcón y Guzmán Blanco que pasó de generación en generación pero sólo siendo eso: una consigna vacía, sin contenido para quienes los repetimos como borregos, ese mismo discurso tan romántico y enardecido que a veces adopta el legislador, ese afán de ser un Kelsen con su teoría pura del Derecho pero, que carece de moral y coraje para hacer valer la letra y peso de la ley. Conclusión, en Venezuela no hay federalismo sino Centralismo y del puro.


[1] Constitución de la República Bolivariana de Venezuela

[2] Comisión Presidencial Para la Descentralización del Estado

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