El confinamiento y el distanciamiento físico son medidas sanitarias que impactan de forma severa en la economía pues implican una reducción drástica de la actividad económica. Toda esta situación reconfigura las preferencias de las personas, sus hábitos, los procesos o logística de las empresas y comercios, e inyecta incertidumbre e inestabilidad en las planificaciones personales y empresariales. Esto se ve reflejado en la demanda, lo que compromete aún más la situación. Las economías se encuentran en una fase recesiva y la ciudad de Tenino no escapa de esa realidad.
Tenino es una ciudad ubicada en el condado de Thurston en el estado de Washington, su alcalde, motivado por la situación de la economía local, ha decidido emprender una política de subvenciones, sin embargo, una medida de esta naturaleza requiere de recursos dinerarios para poder llevarse a cabo, financiados mediante fondos públicos, impuestos, endeudamiento o incluso emisión de dinero. Ante la ausencia de recursos y ante la imposibilidad de emitir dólares, ¿qué se puede hacer? La alcaldía optó por disponer de una impresora del museo de la ciudad que data de 1890 e imprimió 10.000 dólares en tablillas de madera con valor facial por pieza de 25 dólares.
Este ‘dinero de madera’ se entrega a aquellas personas cuya condición económica no sea favorable. Puede ser utilizado en los establecimientos comerciales dentro de los límites geográficos de la ciudad y como forma de pago de servicios públicos del gobierno local; no debe ser aceptado para la compra de alcohol, tabaco o productos derivados del cannabis; no se puede cambiar por efectivo y los comercios no pueden dar cambio o vuelto mayor a $0.99. El mercado local ha recibido este medio de intercambio sin mayor inconveniente a pesar de las limitaciones de uso antes señaladas. No hay más restricciones tipificadas en la página web del gobierno de Tenino.
No es propósito de este artículo cuestionar la política per sé, ni emitir un juicio de valor; si se tiene la intención de caracterizar algunas curiosidades sobre el dinero que han quedado expuestas con su aplicación.
Lo primero que llama la atención es que esta ‘impresión de dinero’ no debe interpretarse como una política monetaria para la reactivación de la economía, sino más bien como una política social financiada con emisión de un pasivo, probablemente pagadero al portador en el futuro. El epicentro de esta medida está en la asistencia social de quienes tienen una situación económica desfavorable por la coyuntura.
El dinero conceptualmente tiene tres funciones básicas: sirve como medio de intercambio, como reserva de valor (como instrumento de ahorro) y como unidad de cuenta. Las tablillas de madera sirven como medio de intercambio dentro de los límites geográficos de Tenino; su grado de aceptación será mucho más evidente con el paso del tiempo, esto bajo el escenario de que se extienda la circunstancia excepcional que motivó su aparición. Si bien es cierto que el ente emisor — la alcaldía — ha manifestado el alcance ‘legal’ de este dinero de madera, puede ocurrir que los mercados vecinos a Tenino comiencen a aceptarlo como medio de cambio o que se utilice en transacciones no aprobadas (tabaco, alcohol y derivados del cannabis), esto se debe a que es muy difícil evitar o excluir usos no deseados, a menos que se tenga la capacidad de monitorear y controlar todas las transacciones de las personas, lo cual no es así.
Debe tomarse en cuenta que el dinero de madera es perfectamente almacenable dada sus cualidades físicas; afirmar si en un futuro servirá como reserva de valor (o instrumento de ahorro) depende de algunos factores, entre ellos la duración de la crisis económica, así como su grado de aceptación, la credibilidad de pago del ente emisor (su grado de convertibilidad en el presente o la expectativa de convertibilidad en el futuro) y su poder de compra, que depende a su vez de cuánto dinero de madera se siga imprimiendo. No pareciera que las tablillas se hayan impreso con esta intención, aunque al final es el mercado — y su apreciación por este medio de cambio — quien determinará sus funciones a medida que trascurra el tiempo.
El valor facial o nominal de cada tablilla está expresado en dólares, es decir, técnicamente no tienen una denominación propia, lo que no significa que en términos informales las personas le asignen un nombre, como ya ha ocurrido, llamando a las unidades de madera como ‘Dólares Covid’ o ‘Dólares Tenino’. A pesar de la denominación informal conferida, el dinero de madera no se utiliza como unidad de cuenta, y difícilmente el precio de los bienes y servicios va a establecerse en un futuro en ‘Covids’ o ‘Teninos’. De igual manera, siempre queda abierta esta posibilidad, aunque sea remota.
Ahora bien, estos dólares están hechos de madera, lo que nos lleva a algunas preguntas: ¿cualquier lámina de madera con iguales dimensiones tiene un valor equivalente a 25$ en el mercado? ¿es el costo del material el que define su valor de cambio? ¿qué diferencia hay entre estas tablillas impresas por la alcaldía de otras tablillas con idénticas características físicas? Todas estas preguntas nos introducen al concepto del dinero fiduciario.
El valor de cambio del dinero no necesariamente proviene del material con el que se elabora. En un principio se utilizó lo que se conoce como dinero mercancía; desarrollado el comercio, un bien con ciertas características (durable, divisible, transportable) — comúnmente aceptado por muchos — comenzó a facilitar las transacciones al servir como medio de intercambio. Actualmente el valor del dinero trasciende el material con el cual se elabora, aunque este sea importante para evitar falsificaciones y garantizar su durabilidad. Si revisamos nuestros billetes, nos damos cuenta de que no son nada más que papel (papel moneda), cuya diferencia con otro objeto similar realmente está en el sello o en la impresión que se ha realizado sobre el mismo. De igual forma pasa con las láminas de madera.
El dinero fiduciario se fundamenta en la confianza que se tiene sobre el emisor y en la creencia de que ese billete, moneda o lámina de madera tiene valor. Es falso que los billetes actualmente estén respaldados por un activo, están más bien respaldados por la confianza y solidez de quien lo emite. En el mejor de los casos, el respaldo está en otros dineros fiduciarios y parte de la confianza sobre ese dinero se encuentra en la capacidad, facilidad o posibilidad de poder intercambiar el dinero en cuestión por otro similar. En el caso de nuestro dinero de madera, su aceptación como medio de intercambio va en función de la confianza que se tenga en que el gobierno local pague el equivalente en dólares del valor facial impreso en cada lámina. Si por alguna razón los agentes económicos perciben que la alcaldía no tiene capacidad para cambiar esas láminas por dólares (de verdad), es muy probable que los ‘Covids’ o ‘Teninos’ salgan de circulación, generando además pérdidas para sus tenedores. Es mucho lo que se puede comentar al respecto. Hasta este punto, podemos concebir el dinero de madera como la emisión de un pasivo por parte de la alcaldía, con compromiso de pago en el futuro, con la finalidad de financiar su política social para mitigar los costos de la crisis por Covid-19. No es este el primero ni el único caso de emisión de dinero local, aunque resulta excepcional tanto el material como la impresora utilizada para sellarlos.