Artículo original publicado en la revista Avance
Edmundo González Urrutia es el candidato electo para la presidencia de Venezuela para el periodo 2025-2031, cargo que debe ser jurado el 10 de enero de 2025. Actualmente, Edmundo González se encuentra en el exilio político en España, como tantos venezolanos que han tenido que huir.
El 10 de enero no solo es una cuestión burocrática donde el candidato debe juramentarse, representa el punto de inflexión sobre el futuro del régimen venezolano, siendo la situación actual completamente diferente a otros procesos electorales fraudulentos en Venezuela. El régimen venezolano tenía tres escenarios, la transición que significaba una salida pacta con impunidad, la ruptura que significaría una salida violenta y donde estaría involucrada tanto factores civiles, políticos como militares y la autocratización de Venezuela.
Solo quedan dos escenarios, la ruptura y la autocratización, la primera es un camino que debemos ser consciente, es largo y que actualmente sigue en proceso, se desconoce su viabilidad, también como comenta la líder de la oposición, María Corina Machado, no existe fecha.
El régimen socialista tiene claro el camino escogido, la autocratización, en este momento Venezuela ha cambiado totalmente, no es un régimen de autoritarismo competitivo, sino un régimen totalitario que ha sumergido al país en un terror absoluto. Este sistema de terror para el régimen significa un esfuerzo enorme que no se podrá sostener al mediano y largo plazo, ya que los espacios de oxígeno político eran la garantía de estabilidad al largo plazo.
¿Entonces qué escenario tenemos para el 10 de enero? El régimen chavista se mantendrá en el poder, se realizará todo el proceso formal de juramentación del tirano Nicolás Maduro, igual que en 2018, pero con un resultado diferente, el chavismo se ha autoaislado de los gobiernos occidentales, sean de izquierda o derecha, ha destruido sus mecanismos de legitimización y destruido cualquier rastro de negociación viable.
Esto no significa que el chavismo no tiene capacidades para mantenerse en el poder, esa es la probabilidad más factible, significa que el chavismo está en una situación donde solo le queda la confrontación directa con la población, lo que significa el fin de cualquier relato democrático-revolucionario. Esto solo ha sido posible por la tarea titánica de miles de venezolanos y del liderazgo opositor organizado en torno a las elecciones del 28 de julio.
La oposición puede formalizar un gobierno en el exilio el 10 de enero, sin repetir la situación vergonzosa que significo el de Juan Guaidó, pero ante tal antecedente veo poco probable que esto ocurra, adicionalmente la situación del presidente electo Edmundo González, quien ha pactado bajo coacción y con la complicidad del gobierno del PSOE y Pedro Sánchez, su salida de Venezuela, bajo condiciones que no tenemos claras, pero que limitan su accionar.
Los gobiernos aliados no van a apostar por la formación de un gobierno en el exilio, porque con la diferencia del escenario de 2019, la prioridad de los países vecinos es la estabilidad y la contención del régimen venezolano, no significa que se logre, pero ellos conocen la situación actual de Venezuela y la incapacidad que existe de gobernabilidad sin el chavismo. Por eso es inevitable tanto con el chavismo o sin él gobernando en Venezuela, una coalición internacional que logre la gobernabilidad de un gobierno democrático.
La política sobre el 10 de enero de los Estados Unidos la tomará la saliente administración de Joe Biden, pero conociendo los precedentes seguramente la política se enfocará en comunicados coordinados con sus aliados y el aumento de la presión diplomática mediante alguna reimposición de sanciones seguramente personales, como de resoluciones de organismos internacionales como la Organización de los Estados Americanos (OEA).
¿Qué hará la administración de Donald Trump? Las señales nos indican que tendrá una política de presión máxima, aislamiento y un apoyo continuo a la oposición venezolana, pero sin la colaboración de Colombia que ahora está en manos del socialista de Gustavo Petro y de Brasil, liderado por Lula Da Silva, está solo se limitará a la contención mientras no existe un apoyo real en la región para desestabilizar y atacar al régimen chavista.
El chavismo está en el poder y se mantendrá en el mismo durante un tiempo mientras se reconfigura la estructura de la oposición venezolana, eso incluye también a los libertarios, eso tomará más tiempo de lo deseamos. Este escenario nos posiciona en una encrucijada, el chavismo no podrá sostener los campos de tortura y la represión sistemática de manera indefinida, sin poner en riesgo su poder, los venezolanos ya han descartado luego de 25 años las elecciones.
La próxima década en Venezuela será un proceso de formación y de organización de una rebelión, solo si estamos a la altura de las circunstancias. El 10 de enero solo es la transición hacia este escenario, no podemos saber el futuro, pero come he comentado con otros artículos anteriores, solo una confrontación directa con el chavismo, se logrará la libertad de Venezuela.