En un periodo en que la Región se encontraba sitiada de dictaduras militares y guerrillas marxistas revolucionarias, formándose por el continente, bajo el apoyo de los terroristas de Castro y el Ché Guevara; mientras que al mismo tiempo Europa sufría un auge de partidos comunistas que se desligan de la unión soviética por el oeste, y una cortina de hierro por el este que se expandía por África y Asia, donde en China triunfaba una revolución cultural y se subía lentamente la tensión nuclear entre los Soviéticos y Estados Unidos, en Venezuela un hombre que no se atrevía a quedarse callado decide combatir las guerrillas marxistas y los misiles soviéticos con su pluma.

Carlos Rangel fue un importante periodista, académico y político, nacido en Caracas el 17 de septiembre de 1929, estudió su secundaria en Caracas, y sus estudios superiores entre Nueva York y París, en la primera cursó su máster y recibió su certificación formal como traductor desempeñándose como instructor en la universidad de Nueva York, al año siguiente ejerció como primer secretario de la embajada de Venezuela en Bruselas, no obstante, su destino estaba en Caracas en donde ejercería su carrera periodística y se haría cargo de la cátedra de Periodismo de Opinión en la Universidad Central de Venezuela, y si algo caracterizaría a Carlos Rangel sería como éste no sólo le bastaba con llevar la información al oyente sino analizarla y llevar su análisis también.

En la misma universidad en donde se dictarían sus clases de Periodismo de Opinión años más tarde se llevaría a cabo uno de los actos más terribles que se pueden organizar, una quema de su libro <<Du Bon Sauvage au Bon Révolutionnaire>> como fue publicado por primera vez en Francia con el tutelaje de Jean François Revel, Del Buen Salvaje al Buen Revolucionario publicado al español meses más tarde. Es un ensayo que busca mirar bajo un lente liberal (casi inexplorado hasta la fecha en Venezuela salvo unos pocos como Henrique Pérez Dupuy), sobre la realidad latinoamericana bajo mitos que han sido más repetidos que cuestionados el del buen salvaje, aquella idealización del hombre en el <<estado de naturaleza>> aquella idea de que el hombre vivía en sana paz en contacto con la naturaleza antes del pecado original y cómo esta idea que se desarrolló a finales del siglo XVI con la llegada de exploradores como Cristóbal Colón, Amerigo Vespucci y Jacques Cartier al continente americano y el descubrimiento de una “joven humanidad” y cómo esta misma idea la vuelven a renovar los movimientos de izquierda para intentar excusar o enmascarar el fracaso relativo de esta noble América Latina, hija del Buen Salvaje, esposa del Buen Revolucionario, madre predestinada del Hombre Nuevo.

En sus 11 capítulos, Rangel plasma sus ideas rebatiendo casi de forma diametral el libro de las venas abiertas de América Latina de Eduardo Galeano con argumentos sustentados en la interpretación histórica, filosófica, moral y teológica difundiendo así su particular visión que prevé el devenir de la región. Con su ensayo, el autor tira un balde de agua fría a la fiesta de la izquierda no sólo en la región sino en el mundo, pero Carlos Rangel, además de ser un duro crítico de la izquierda, lo era también contra la derecha conservadora en Venezuela. Señalando los problemas del proteccionismo, de aquellos que se enriquecían con favores de un Estado en auge cada vez más poderoso e intervencionista gracias a la reciente nacionalización del petróleo y el hierro.

Fueron sus fuertes críticas contra algunos empresaurios que lo sacaron del aire en varias oportunidades. Para la izquierda Rangel era un conservador, para la derecha era un liberal y para los del centro era un radical reaccionario. En su programa que compartía con su esposa Sofía Imber entrevistó a muchas personalidades, artistas, políticos y pensadores de todas las tendencias. Entre ellas cabe destacar la entrevista que hizo al renombrado economista de la Escuela Austriaca Friedrich Hayek en Caracas en el año 1981 publicada originalmente en el diario el universal, ésta se puede encontrar en el sitio web de CEDICE, el Centro de Divulgación del Conocimiento Económico Think Thank que ayudó a fundar. https://bit.ly/2QU4g5P

En una entrevista alguna vez dijo “El remedio para Venezuela es, desde luego, no persistir en los errores que hemos cometido, desmantelar ese <<capitalismo de Estado>> ¿cómo hacerlo? Es un problema, yo voy a dar una idea aquí que no es ni siquiera muy notable, vendan esas empresas a sus trabajadores. ¿desconfían de ellos? Ustedes que dicen amarlos… denle Sidor a sus trabajadores, denle Venelum a sus trabajadores y un poquito de credibilidad de trabajo y veamos qué pasa en un año, sino ellos verán qué hacen o con quién se asocian cómo la venden o ¡quiebran! Esa es una vía para comenzar a desmantelar el Estado, ¡regalémosle las empresas del Estado a los empleados que están en ellas y vamos a ver qué pasa.”

Un 15 de enero de hace 32 años Carlos Rangel decidió quitarse la vida como si previese el futuro que le depararía a su país y a la región, hoy Venezuela está más sumergida que nunca en el aparato estatal del socialismo, sofocando a sus habitantes al punto de que más del 10% de la población ha salido en éxodo en busca de la libertad. La región combate contra el comunismo que sigue aprisionando con sus tentáculos a Iberoamérica la reciente alianza entre el PSOE y Podemos.

Carlos Rangel fue un gran hombre que se convirtió en un ícono de la libertad del mundo hispano hablante, sus obras fueron precursoras de otros trabajos intelectuales llevados a cabo por pensadores como Álvaro Vargas Llosa, Carlos Alberto Montaner y Plinio Apuleyo. Es importante que los liberales del mundo entiendan, como lo hizo Rangel, que la batalla es ideológica, que sólo produciendo trabajo intelectual para triunfar en la batalla de las ideas, se podrá vencer al totalitarismo y que la lectura de textos como este deben promoverse puesto que las mejores armas para esta batalla son un libro y una pluma.

Reinaldo Agüin, enero 2020.

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