Recientemente el fundador de la revista digital IF y miembro de Derecha Ciudadana José Miguel, estuvo entrevistando a Eduardo Flores, compañero de militancia de José Miguel y analista político.
En la recta final de dicha entrevista, José Miguel comienza una ronda de preguntas rápidas al analista andino, entre las cuales le pregunta sobre el posible futuro de organizaciones nacionales de la política alternativa. Entre ellas, el Movimiento Libertario de Venezuela. Las observaciones que hace Eduardo, es que bajo su punto de vista, estas organizaciones en un futuro hipotético donde la democracia retorne a Venezuela, iniciarían una vida como partidos políticos tratando de obtener representación en diversos cargos de elección pública, ya fuese en el Parlamento Nacional o en entidades regionales.
Esta aseveración pasa por un desconocimiento -no único de Eduardo, sino generalizado entre la población- sobre la naturaleza y los objetivos que posee el MLV a nivel nacional e internacional.
En la historia republicana de Venezuela, las organizaciones políticas siempre han tenido como finalidad el de llegar a puestos de poder. Sin distinción ideológica alguna. Desde los desarrollistas de Tinoco y el efimero Frente Nacional Democrático de Pietri que promulgaban llegar a la presidencia de la nación para hacer los cambios necesarios para llevar al país a posiciones económicas y sociales más conservadoras, hasta las organizaciones de izquierda como el MIR, el Partido Comunista de Venezuela, Bandera Roja o el propio MVR. Todos ellos tenían por objetivo conseguir ya fuese por vía democrática o por la vía de las armas el poder político en Venezuela.
Este culto por los partidos ha calado profundo en el ideario colectivo. Se buscan las maneras de llevar a cabo los cambios económicos y políticos necesarios desde arriba hacia abajo. A tal punto ha llegado esta adoración por los partidos, que es recurrente que en la derecha criolla se eche en falta la figura de un partido político que pueda tomar el poder en Venezuela y sobretodo de un caudillo cuyo mando nos pueda llevar a un futuro de desarrollo y prosperidad.
No obstante, los cambios pueden – y deben – darse en sentido totalmente opuesto. Desde abajo, desde el conjunto de la ciudadanía, hacia arriba ¿Qué ocurre cuando los cambios que se están llevando a cabo desde la administración de un país no coincide con el deseo de la ciudadanía? Sucede lo que le sucedió a Carlos Andrés Pérez en su segundo gobierno. Sucede lo que actualmente pasa con Sebastian Piñera en Chile. Siempre que un gobierno trata de implementar sus políticas – indistintamente de su ideología – y la ciudadanía no están de acuerdo con ello, esta implosiona en protestas multitudinarias, en saqueos y destrucción de bienes públicos y privados, propiciando en el peor de los casos, la dimisión del gobierno en funciones y llevándose por el camino la vida de decenas de ciudadanos y propiciando el caos y la ruina de otros.
Por ende, el primer punto donde el accionar político ha de hacer incapié, no es en el de ganar unas efímeras elecciones, donde a las primeras de cambio todas tus reformas se vendrán abajo, sino que el enfoque ha de estar puesto en trabajar con la ciudadanía. Desarrollar equipos. Formar masa crítica. Establecer movimientos universitarios y sociales adherentes a nuestras ideas políticas, para que cuando se afronte un cambio de paradigma en la nación, la sociedad lo apruebe, e incluso exija a sus gobernantes de otros tintes políticos, que afronten reformas de naturaleza liberal.
Ahí es donde entra el accionar del Movimiento Libertario de Venezuela. No deseamos cambiar la sociedad de arriba hacia abajo, si no comenzar desde las propias bases. Somos un movimiento cívico. No un partido político al uso.
Nuestra forma de organización es innovadora en Venezuela. Quizás por ello derivan interpretaciones erróneas sobre nuestros objetivos. Para hacer referencias a estructuras políticas similares en accionar, más no quizás en la ideología subyacente, sería necesario ampliar nuestra visión más allá de las fronteras nacionales. Estructuras como la resistencia de los jóvenes serbios de OTPOR, movimientos sociales como el Black Lives Matter americano o Tsunami Democratic en Cataluña, son estructuras que se acercan a nuestro accionar. Son ciudadanos, que no buscan cumplir sus aspiraciones a cargos públicos dentro de estos movimientos sociales, sino que buscan propulsar una agenda ideológica en concreto y cambios sociales bien definidos.
Desde el seno del Movimiento Libertario de Venezuela, seguiremos teniendo claros nuestros objetivos, y seguiremos propulsando nuestra agenda con el trabajo dedicado de nuestros activistas, que cada día, alzan su voz por un cambio estructural en Venezuela.
¡Somos Libres, somos Libertarios!