En un reciente artículo de opinión, Vanessa Novoa expuso una crítica al término “marxismo cultural” argumentando que dicho término corresponde a una malinterpretación de los postulados de la Escuela de Frankfurt . Más aún, señala que “no hay ninguna conspiración marxista internacional en contra de los valores occidentales” y que el uso del término “marxismo cultural” es una invención conservadora para etiquetar a toda persona que critique los valores tradicionales judeocristianos y el fundamentalismo religioso.
Si bien esta postura posee ciertos méritos para desarticular a la derecha fundamentalista, resulta necesario indicar que actualmente la filosofía postmoderna juega un rol importante en los movimientos de izquierda radical a nivel internacional. Sus activistas impulsan las ideas catalogadas como identity politics, refiriéndose a una alianza de grupos oprimidos según raza, género, estatus social, religión, entre otros. Estas ideas se manifiestan en la corrección política contra la libertad de expresión, el feminismo de tercera ola, la censura y denigración por falsos motivos de supremacía patriarcal blanca, el multiculturalismo y, en general, el rechazo a los valores de la Ilustración: individualismo y moralidad judeocristiana, racionalidad científica y libre mercado.
En este artículo, me propongo exponer la relevancia que juegan hoy en día estos movimientos en la izquierda política. En un escenario optimista, los movimientos liberales y libertarios encontrarán los argumentos generales para evitar asociarse con grupos de izquierda que impulsan dichas ideas desde la acera neomarxista. Para ello, no abordaré legislaciones específicas que son objeto de debate en los círculos liberales. En cambio, expondré el trasfondo filosófico y político que motiva a los movimientos de izquierda postmoderna, así como las reacciones provenientes desde otras visiones políticas.
En principio, estos activistas de izquierda radical utilizan el marco de referencia colectivista marxista (opresores vs oprimidos) redirigido contra el patriarcado-blanco-cristiano-capitalista opresor como representación de la cultura occidental. Ellos señalan, de forma explícita en muchos casos, que su objetivo es deconstruir dichos valores y transformar Occidente desde sus cimientos. En pocas palabras, se proponen transformar la democracia liberal (una herramienta del patriarcado capitalista) hacia un sistema totalitario que asegure la igualdad de resultados entre los distintos grupos que, según su visión, componen la sociedad oprimida. Para ello, no esconden la necesidad del uso de la fuerza a través del Estado, para así asegurar que ningún grupo de individuos sobresalga por sus méritos, ni por azar, ni por ningún otro motivo que catalogan, sin distinción, como ilegítimo.
En casos concretos, la evidencia sugiere que sí existe un movimiento internacional impulsando la cultura neomarxista amalgamada con epistemología postmoderna. El dominio de la izquierda en las carreras humanísticas en las universidades es un claro ejemplo de ello, así como en el periodismo y recientemente en la cultura empresarial de algunas grandes corporaciones y redes sociales. Asimismo, la alianza conceptualizada en el marco de la interseccionalidad agrupa movimientos tan disímiles y contradictorios como lo son el feminismo y el islamismo político. Ello con la función de crear una gran plataforma de grupos oprimidos para combatir a las instituciones occidentales.
Este movimiento de izquierda radical representa una amenaza para la Civilización Occidental no solo por sus aspiraciones propias, sino por la reacción opuesta que ha generado en la derecha radical. Actualmente, la denominada alt-right ha surgido como una alternativa tóxica en los círculos conservadores, quienes se adhieren a los principios de identity politics, pero a la inversa. En otras palabras, utilizan el marco de referencia colectivista para promover una ideología favorable a la supremacía blanca, neonazi, antisemita, entre otros males. Si bien este movimiento es mucho más reducido que la izquierda radical y es objeto claro de rechazo por la opinión pública, sus postulados suelen ser atractivos para ciertos sectores que se perciben atacados por la izquierda radical.
Por ello, la denominada Intellectual Dark Web ha surgido como alternativa liberal-conservadora al identity politics postmoderno/neomarxista. Este grupo heterogéneo está formado por intelectuales especializados en distintas disciplinas y provenientes de ambos lados del espectro político. Algunos de sus integrantes han sido objeto de ataques personales contra su reputación y carrera profesional solo por exponer su oposición a las exigencias de los activistas postmodernos/neomarxistas, siendo falsamente etiquetados como promotores del alt-right. Entre algunos de los casos más controversiales, resaltan los ataques contra académicos como Jordan Peterson, Sam Harris, Dave Rubin, Bret Weinstein y Lindsey Shepherd, así como el controversial despido de James Damore de Google, entre otros.
Es por ello que no comparto la premisa general de los “mitos” del marxismo cultural expuestos por Vanessa Novoa. En pocas palabras, el marxismo cultural no se reduce a teorías conspirativas derivadas de malinterpretaciones de la Escuela de Frankfurt. Por el contrario, sí existe un movimiento impulsando la cultura postmoderna/neomarxista a nivel internacional. Negar su existencia es ignorar una fuerza relevante en el panorama político actual. Peor aún, es exponernos a ser los idiotas útiles en sus estrategias políticas.
Los movimientos liberales y libertarios pueden concluir la inconveniencia de crear alianzas con la izquierda postmoderna y las ideas agrupadas en su identity politics. Si bien ciertas políticas liberales específicas podrían considerarse comunes a la izquierda progresista (por ejemplo: separación de Iglesia y Estado, legalización del matrimonio homosexual, aborto en casos específicos, entre otros), resulta vital comprender las radicales diferencias en los objetivos finales. La defensa de la democracia liberal, la libertad de expresión, la ética individualista, el capitalismo de libre mercado e incluso la racionalidad científica son instituciones que debemos defender y promover. Ellas son, en esencia, el corazón de la Libertad.
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Otras referencias de interés sobre la Intellectual Dark Web y movimientos liberales y libertarios
LibertyCon International Students for Liberty Conference 2018 – Nick Hillespie and Dave Rubin (min 14:30 – 40:20)
Objectivism Summer Conference OCON 2018, Ayn Rand Institute – Jordan Peterson, Dave Rubin, Yaron Brook, Greg Salmieri
Students For Liberty Regional Conference Vancouver 2017 – Q&A with Bret Weinstein, Jordan Peterson and Jonathan Pageau