«Parece haber una ligera dificultad a la hora de reflexionar sobre la naturaleza real de una institución en la que uno nace junto a sus antepasados. La gente la acepta del mismo modo en que se acepta el entorno; la adaptación a los cambios se hacen de manera mecánica. Lo mismo sucede con las instituciones humanas. Sabemos que existen, que nos afectan de diferente manera, pero no nos planteamos cómo surgieron, o cuál fue su intención primigenia, o qué función primaria es la que cumplen; y cuando nos afectan de modo desfavorable nos rebelamos, pero no contemplamos sustituirla, sino modificarla.”
(Nock A. 2013, p20)
El Estado es una de esas instituciones, que la sociedad acepta normalmente sin cuestionamiento alguno, las personas nacen en un entorno dominado por el Estado, crecen y se forman según sus ordenamientos, aprenden lo que este permite, disponen únicamente de los derechos que este les otorga y finalmente pasaran a formar parte del sistema, ejerciendo una función que mantenga y prevalezca la existencia del Estado. Según Max Weber (1919), el Estado no es más que aquella institución que se reserva para sí misma el monopolio de la violencia física y que despoja a la sociedad y a los ciudadanos de este derecho natural [1].
Muchas son las teorías que se han elaborado con respecto al origen y propósitos del Estado, se pueden resaltar principalmente dos, la teoría del “Contrato Social”[2] y la teoría “Predatoria del Estado”. En el Contrato Social se mantiene la idea de que el Estado nace por medio de un acuerdo implícito llevado a cabo por todos los integrantes de una sociedad, en el que pactan ceder parte de sus libertades a cambio de seguridad y protección como señalan autores como Jean-Jacques Rousseau. Mientras que en la teoría “Predatoria del Estado” [3], se considera que este, ha nacido siempre por la conquista, la dominación de una banda organizada y armada sobre un grupo de personas, a las que obligan a entregar parte de su producción[4], esta banda se institucionaliza y se estructura a lo largo del tiempo de tal forma, que la dominación pasa de ser ejercida por la coacción y se convierte en una dominación tradicional y racional[5].
El sociólogo Franz Oppenheimer (1908) estableció que dentro de una sociedad, existen dos medios para alcanzar los fines. Los «medios económicos» que derivan de todo aquel trabajo ejercido por cada individuo y al intercambio voluntario producto de ese trabajo. Y los «medios políticos», derivados de la apropiación indebida del trabajo de otros individuos, mediante la coacción del Estado, lobbies, grupos de presión, sindicatos, gremios y cualquier otro tipo de colectivo que se organice para favorecer a un sector de la sociedad en detrimento de otro[6].
Si consideramos entonces que el Estado es primeramente un ente monopólico de la violencia, que su origen proviene de la conquista y que los medios que utiliza para operar son los medios políticos, despojando a la sociedad del fruto de su trabajo, no nos encontramos entonces ante una institución social sino una antisocial en palabras de Nock[7], y por ser esta su naturaleza conviene hacerse la pregunta de si ¿es realmente el Estado un mal necesario?
Las funciones del Estado
Durante la ilustración, los grandes pensadores liberales consideraban que la justicia, la seguridad y la defensa son en principio, aquellas actividades que el Estado está destinado a ejercer por ser estos de vital importancia, es por ello que posee a las fuerzas armadas, la policía, y los tribunales; entidades destinadas a mantener el orden, resguardar la paz y la seguridad de los ciudadanos. Pero actualmente los Estados de todo el mundo, han ampliado sus funciones hasta casi ocupar todas las áreas económicas, sociales y culturales.
“La acumulación de poder estatal en distintos países ha sido tan rápida y diversificada en los últimos veinte años que ahora vemos al Estado funcionando de telegrafista, telefonista, vendedor de cerillas, operador de radio, fundidor, ferroviario, propietario, conductor de trenes, vendedor de tabaco al por mayor y al por menor, constructor y propietario de barcos, farmacéutico, constructor portuario, constructor de viviendas, profesor, vendedor de prensa, suministrador de comida, agente de seguros, etc.” (Nock A. 2013, p15)
Aquel Estado que en principio tenía unas funciones claras, fue expandiendo su poder y control monopolizando sectores de la vida social, en la actualidad esta institución ha llegado a permear aspectos sumamente individuales del ser humano. Tal es el caso de la sociedad venezolana, cuyo Estado es quien controla todos los medios económicos de producción, tales como vivienda, servicios básicos, alimentación, educación, salud, transporte, vialidad etc. Demostrando empíricamente la ineficacia de un gran Estado el cual imposibilita el desarrollo económico y genera altos niveles de empobrecimiento.
(Algunas de las muchas empresas alimenticias en manos del Estado venezolano, país que pasa actualmente por una crisis alimentaria. Fuente: Página web del ministerio de alimentación https://www.minpal.gob.ve/)
El Anarquismo. ¿Una alternativa viable?
El concepto de anarquismo, define aquella doctrina de filosofía política que pretende la desaparición del Estado. Entre sus justificaciones se considera que “el Estado no es solo una molestia, no es solo algo que hace la vida económica menos productiva y menos eficiente de lo que debería ser, el Estado supone un peligro mortal para toda la humanidad señala el economista Robert Higgs[8].
Dentro del anarquismo, existe una gran variedad de corrientes que plantean distintos tipos de organización social, sistemas de propiedad, sistemas de producción y sistemas de distribución. A pesar de no haber un consenso general en cuanto a la clasificación de estas corrientes, se pueden agrupar en dos grandes bloques, los anarquistas colectivistas y los anarquistas individualistas, siendo este último el que desarrollaremos el Anarquismo de Libre Mercado o Anarcocapitalismo.
El anarcocapitalismo es una filosofía política que deriva de dos principales doctrinas, el liberalismo económico y el anarquismo individualista. Del liberalismo económico se rescata los principios de propiedad privada y el libre mercado; del anarquismo individualista la abolición del Estado, la libertad y la soberanía del individuo. Actualmente son diversas las escuelas de pensamiento político y económico que respaldan teóricamente las ideas y principios del anarcocapitalismo, entre ellas podemos encontrar a la escuela austriaca de economía, la public choice, los consecuencialistas y los agoristas.
Desde el punto de vista económico, todo servicio que se preste en el mercado está sometido al sistema de precios, de ganancias y pérdidas; si existe libre competencia, este servicio deberá satisfacer correctamente a los consumidores y al menor precio y calidad posible o serán execrados del mercado. El anarcocapitalismo considera que las funciones que cumple el Estado son servicios como cualquier otro y que siendo la seguridad, defensa y justicia, servicios tan importantes, no deberían estar monopolizados.
“El monopolio del Estado no es mejor que ningún otro. Si un Estado administra bien, no lo hace especialmente a bajo precio, cuando no se tiene competencia que temer y cuando a los gobernados se les impide del derecho de escoger libremente sus reglas… La producción de seguridad inevitablemente se vuelve costosa y mala cuando es organizada como un monopolio.”[9] (Molinari, 1849, p.308)
El Estado cuando cumple sus funciones, no se somete al sistema de pérdidas y ganancias, es irrelevante si presta un buen o mal servicio, no es responsable del dinero que arriesga al invertir mal el capital y al no tener competencia, no necesita mejorar su servicio para evitar quebrar. En una sociedad anarcocapitalista, los servicios de seguridad, defensa y justicia, serian prestados por entes privados o asociaciones voluntarias, funcionando de forma policéntrica y solapándose unas a otras; los impuestos serian remplazados por contrataciones o aportes voluntarios; al no existir limitaciones burocráticas al emprendimiento, se fomentaría la creación de empresas que competirían disminuyendo los precios, mejorando la calidad de vida y el poder adquisitivo de las personas.
¿Es posible una sociedad anarcocapitalista?
Existen diferentes propuestas para establecer una sociedad anarcocapitalista, numerosos autores de distintas escuelas ofrecen diversas estrategias para alcanzar este tipo de sociedad. Entre algunas de esas propuestas podemos enumerar: la secesión[10], el agorismo[11], jurisdicciones solapadas[12], ciudades flotantes o seasteading[13][14]. Además de estas propuestas, se consideran también todas aquellas acciones por difundir las ideas de la libertad, a través de internet, foros, conferencias y debates, que permitan dar a conocer el pensamiento anarcocapitalista a todas aquellas personas que desconocen la existencia de una alternativa a la hegemonía del Estado.
Hay ejemplos históricos en el que diversas sociedades experimentaron con éxito algunas de las teorías propuestas dentro del anarcocapitalismo. Algunos de estos ejemplos son: La Irlanda Celta donde existía un sistema de clanes en el que cada clan tenía su propia corte y legislación a la que cada persona podía afiliarse y desafiliarse libremente[15]; La Mancomunidad Islandesa entre los años 930-1262, con servicios de seguridad enteramente privados[16]; Pensilvania entre 1681-1756[17]; y el viejo oeste estadounidense. Aunque estas sociedades no fueron completamente anarcocapitalistas, se podría decir que pusieron en práctica muchos de los principios que esta propone.
Asegurar ciegamente que en el futuro existirá una sociedad anarcocapitalista, podría considerarse una posición arrogante, pero una vez expuestas las deficiencias que tiene el Estado (pocas considerando la brevedad de este articulo), sería sensato tomar en cuenta el anarcocapitalismo, al menos, como una alternativa al monopolio del poder. Quizás sean las sociedades del futuro quienes logren ver materializados, este compendio de ideales que solo pretenden mejorar la sociedad y la vida del ser humano.
“Algún día, podremos ser un faro de esperanza para los oprimidos en el mundo, así como muchas de las almas oprimidas y abusadas han encontrado refugio aquí. ¿Pasará del día a la noche? No. ¿Pasará en una vida? No lo sé. ¿Vale la pena pelear por eso hasta el último aliento? Por supuesto. Una vez que vislumbras lo que es posible, ¿cómo podrías hacer lo contrario?..”[18]
(a) Dread Pirate Roberts)
Referencias:
1 Max Weber, “La política ”, El político y el científico, Madrid, Alianza, 5ª ed., 1979, p. 92
2 Teoría desarrollada por Jean-Jacques Rousseau en “El contrato social” y por Thomas Hobbes en el “Leviatán”
3 Llamada así por el Prof. Miguel Anxo Bastos y nace a partir de una serie de recopilaciones de diversos autores, ver más en https://www.juandemariana.org/ijm-actualidad/analisis-diario/la-teoria-del-estado-de-miguel-anxo-bastos-i-0
4 Charles Tilly, Michael Mann o Barrington Moore, entre otros— reconoce que el Estado tiene un origen criminal. Es una institución con estructura mafiosa, un grupo de personas organizadas que extraen recursos al resto de la sociedad.
5 Max Weber, “Economía y sociedad” – Cap. III “Tipos de dominación” 1964 p. 180
6 Franz Oppenheimer “Der Staat” , 1908, Editor digital: Titivillus, ePub, p. 34
7 Albert Jay Nock, “Nuestro enemigo el Estado”, Editorial Innisfree Ltd 2013, p.22
8 Robert Higgs, “El Estado es demasiado peligroso para ser tolerado”, https://www.youtube.com, 2013
9 Gustave de Molinari, “Les Soirées de la Rue Saint-Lazare” 1849.
10 Propuesta respaldada por Hans-Hermann Hoppe, Jesús Huerta de Soto, entre otros.
11 Propuesta hecha por Samuel Edward Konkin, que aboga por la contraeconomía y los mercados negros
12 Propuesta del catedrático de Economía suizo, Bruno Frey
13 Propuesta liderada por Patri Friedman y Wayne Gramlich
14 El boom de las ciudades flotantes, https://www.elconfidencial.com/
15 Murray Rothbard, “For a New Liberty”, (véase Ley y justicia en la sociedad celta irlandesa),1973
16 David Friedman, “Private Creation and Enforcement of Law: A Historical Case”. (1979)
17 Murray Rothbard “Pennsylvania’s Anarchist Experiment”.
18 Deep Web, Dir. Alex Winter, 2015.