En las épocas actuales la corrupción es el mal más grande que ha azotado casi todos los países del mundo, dádivas a candidatos, contratos ultra inflados, legitimación de capitales, aprovechamiento de recursos para beneficio personal y cientos de actos adicionales que todo político latinoamericano por excelencia sabe hacer y muy bien que le sale.
En mi país hay un dicho que relata en pocas palabras lo que significa ser una amigo de una figura política en Venezuela: «no me des, ponme en donde hay». Así de fácil, estar en un puesto donde se debe administrar algo tiene un bien lucrativo y ese bien debe tener algún costo, es muy fácil mentir y quedarse con parte de ese costo, eso lo aprendemos desde niños o adolescentes cuando vamos aprendiendo a manejar dinero.
«El que no se haya quedado con el vuelto de lo que le mandaban a comprar en la tienda que lancé la primera piedra»
Entonces, ya entendemos que un puesto de poder, una administración gubernamental o una oficina para el (inserte problema), puede ser progresivamente un acto de corrupción gracias a todo ese capital que viene por parte de dinero recolectado de sus habitantes que el político/servidor/funcionario de turno debe controlar; así que:
¿Qué propone un libertario para acabar con la corrupción?
Menos oficinas públicas, menos funcionarios gubernamentales, menos puestos donde se pueda tomar dinero ajeno; es sencillo, mientras otros proponen un sistema de control para controlar a los que deberían controlar tu dinero, porque no dejar que la misma ciudadanía tome las riendas de sus problemas al contrario de poner a dedo a hombres incompetentes en ministerios aún más patéticos como ocurre en Venezuela donde actualmente hay un «ministerio de la felicidad» (con robos multimillonarios gracias a su conexión con PDVSA).
La libertad no se trata de que otro tome tu dinero y te deje migajas para tratar de solucionar tus problemas. ¿Por que no decimos de una vez? no quiero que tomes mi dinero en lo que llamas impuestos, prefiero gastarlo en un servicio privado de recolección de basura, en un servicio de educación privada y en un servicio de salud privado, prefieriendo que otra persona me de esos servicios a que los que estén sentados en una silla inflen cifras para comprarse un yate nuevo.
Nosotros somos los que permitimos que usen su posición para robar, con nuestro apoyo casos como el de Odebrecht fueron pasados por debajo de la mesa cuando Venezuela es el país con mayor perdida de dinero y mayor numero de obras inconclusas a tal nivel de que el segundo puente sobre el lago de Maracaibo solo tiene unos soportes cerca de la costa luego de haber pasado casi una decada.
La única forma de liberar a los ciudadanos de escándalos corruptos es dejar de poner a hombres a administrar dinero ajeno porque es la única forma de que nadie juegué con dinero que no es suyo.